Si es necesario porque hay que resolver el “problema” que supone la “sobrepoblación” de algunos animales, ¿cómo es posible que haya que soltar millones de ellos cada año en el campo o en el monte para cazarlos?
Hace unos días miles de personas salíamos a la calle para pedir el fin de la caza.
La caza es una actividad violenta, que apenas practica el 1% de la población y que, sin embargo, durante meses secuestra nuestros montes y campos, sembrándolos de muerte y sufrimiento e impidiéndonos disfrutar de estos espacios, que convierten en una trampa mortal, al 99% de la población restante.
Quienes cazan ejecutan animales a tiros.
También los destripan y acuchillan, después de que los perros, utilizados como herramientas, les hagan primero el trabajo sucio de perseguirles, capturarles y dejarles casi muertos, con el cuerpo cubierto de mordiscos.
Hieren animales que mueren tras agonizar durante días, incluso semanas.
Dejan crías huérfanas, que mueren de inanición, esperando a unos padres que nunca llegarán.
Por no hablar de los incontables zulos en que mantienen a los perros en unas condiciones deplorables para, una vez dejan de servir a su propósito, ser ahorcados, lanzados a pozos o en sacos a ríos.
El principal argumento que esbozan quienes ejercen tal violencia contra los animales y quienes obtienen de ella suculentos beneficios, es su necesidad para mantener el equilibrio en los ecosistemas (y no entro a valorar la visión antrópica de los ecosistemas).
Sin embargo, la realidad es que la caza no resuelve ningún problema. Al contrario, los genera.
¿Sabías que por todo nuestro territorio hay granjas “cinegéticas”? Es decir, granjas, en que se crían animales, que después se sueltan para ser cazados.
Según los últimos datos estadísticos referidos a la caza, publicados por el ministerio de agricultura, sólo en el año 2022 se soltaron más de 3,5 millones de animales para ser cazados. Entre estos animales encontramos conejos, liebres, jabalíes, muflones, palomas, perdices, …
¿Sabías que incluso se importan y sueltan en nuestro territorio animales silvestres procedentes de otros países? De hecho, con los movimientos de jabalíes, hay gran preocupación en toda Europa por la posible expansión de la peste porcina.
Si es necesario cazar porque hay que resolver el “problema” que supone la “sobrepoblación” de algunos animales, ¿cómo es posible que haya que soltar millones de ellos cada año en el campo o en el monte para cazarlos?
Las estadísticas de caza, que incluyen la cifra de animales ejecutados a manos de los cazadores desde 2005, indican que, de media, cada año son masacrados más de 19 millones de animales en nuestros campos y montes.
¿Cómo es posible que cada año se cacen millones de animales y el año siguiente siga habiendo los mismos millones de animales que cazar?
Es más que evidente, con este extenso histórico de datos, que la caza es un “método” absolutamente ineficaz para realizar ese control poblacional con que se excusa esta actividad sanguinaria.
No sólo eso, sino que la caza se podría considerar un palo en la rueda para gestionar las poblaciones de animales silvestres, en cuanto que impide que se lleven a cabo otras prácticas, que sí podrían controlarlas a largo plazo, sin provocarles la muerte como, por ejemplo, la aplicación de anticonceptivos, que ha dado buenos resultados en un ensayo realizado en jabalíes que lidera la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona y que requiere de financiación y apoyo institucional para continuar.
Así que, la caza, lejos de ser una solución, es un problema. Para los animales, para los espacios naturales y para quienes, en paz y sin dañarlos, queremos disfrutarlos.
Por este motivo, y mientras quienes nos gobiernan continúen financiando y plegándose a los intereses de quienes hacen de una actividad tan cruel y perniciosa como arcaica, un modo de diversión, seguiremos exigiendo su fin.
Aunque el Día 1 de Febrero se celebre el Día del Galgo, el motivo que impulsa este efeméride no tiene nada de festivo. Es el momento en el que se acerca el fin de la temporada general de caza y, por lo tanto, la mejor oportunidad para algunos de los cazadores de deshacerse de unos perros «que ya no les sirven» para el desarrollo de dicha actividad. Todo cazador sabe que el galgo es el canino más rápido que existe, con un olfato, instinto y reflejos inmejorables y, por ello, la compañía perfecta para dar caza y muerte a las presas de temporada.
Lo incomprensible es, no solo que sean abandonados cuando ya no les son rentables, sino el cruel ensañamiento con el que se hace. En vez de cuidarlos y criarlos, si acaso, hasta el año siguiente, muchos propietarios se los ‘quitan de encima’ de la peor manera. A los dos o tres años (como mucho), los galgueros optan por cambiarlos, aunque estén sanos y en perfectas condiciones para la vida. Por no hablar de los enfermos, «que han contraído distintas patologías tras haber vivido largo tiempo en el hacinamiento, a la intemperie y sin pasar por el veterinario«, tal y como explica el abogado de animales Eloi Sarrió.
Ana Francisco, una reportera enamorada de los galgos
Por ello, es habitual que, en el mes de febrero, las asociaciones se desborden rescatando galgos que vagan perdidos por la calle, que están atados a los árboles o que, en el peor de los casos, han sido enterrados o ahorcados sin piedad. Una deplorable costumbre que conoce muy bien la reportera de televisión Ana Francisco: «Cuando era pequeña, en mi pueblo, me encontré con varios galgos colgados. Y, por eso, siempre supe que una parte de mi vida estaría dedicada a ellos», ha dicho a Informativos Telecinco web como miembro regio de la asociación Puro Galgo.
Cuando era pequeña, en mi pueblo, me encontré con varios galgos ahorcados. Y, por eso, siempre supe que una parte de mi vida estaría dedicada a ellos.
Y tanto que ha sido así. En el año 2012, Ana adoptó a su primera galga, Cuba. Ésta era una perra que había sido utilizada para las carreras y que apareció perdida por las inmediaciones de la Universidad de Elche. Con mucho mimo y paciencia, Puro Galgo consiguió que la galga se acercara a ellos, pues su primera reacción era «ladrar y enseñar los dientes», algo muy significativo en una de las especies más mansas del mundo. En cuanto la vio en el refugio, la reportera de CQC se enamoró de ella: «Tenía unos 30 perdigonazos por todo el cuerpo y la enfermedad de las garrapatas. Ahora, después de casi 15 años, es una perra vieja y feliz», dice, orgullosa y contenta.
Y ése fue el inicio de su camino en favor de los galgos, que siempre han encontrado abiertas las puertas de su casa, ubicada en Asturias. Tras Cuba vinieron Selva y Robe y muchos otros que ha tenido en modo de acogida y por los que también sintió (y siente) un amor extremo. Tanto, que nunca le ha importado gastarse el dinero en adaptar su finca, con fuentes y puertas abatibles, para que sus galgos puedan vivir con la máxima libertad posible. Ha llegado a tener «hasta 10 galgos juntos» y, en este momento, está muy centrada en la rehabilitación psicológica de un galgo «que está completamente bloqueado», que «no huele ni olfatea» y al que intenta enseñar que «los humanos no son un peligro».
Por su actitud, se puede deducir que este perro tiene detrás una historia de maltrato, si bien fue cedido directamente por el galguero. Porque la mejor forma que Ana ha encontrado para ayudar a estos animales indefensos es acercarse a sus dueños, para informarles de que existen muchas alternativas al escarnio. «Si hay algún propietario que, por la razón que sea, no desea quedarse con sus galgos, siempre puede contactar conmigo o con la asociación para que vayamos a recogerlos. No hay por qué matarlos», recuerda en esta entrevista, reconociendo que en el gremio se ha topado con gente «muy sensata» que ha transmitido también esta información a sus compañeros. «En Puro Galgo, los perros encontrarán a personas maravillosas que lo darán todo por ellos».
Como experto en la materia, el abogado Eloi Sarrió recuerda lo que dice el Artículo 340 ter del Código Penal sobre el abandono indiscriminado de mascotas: Quien abandone a un animal vertebrado que se encuentre bajo su responsabilidad en condiciones en que pueda peligrar su vida o integridad será castigado con una pena de multa de uno a seis meses de cárcel o de trabajos en beneficio de la comunidad de treinta y uno a noventa días. Igualmente, añade que el Artículo 74 de la Ley 7/23 estipula que el abandono de animales en condiciones de riesgo es una infracción grave que se castiga con una multa de hasta 50.000 euros.
Este sábado comienza la temporada galguera en Castilla y León con la mirada puesta en Madrigal de las Altas Torre.
La temporada de caza de liebre con galgo arrancará este sábado, día de El Pilar, y permanecerá abierta hasta el cuarto domingo de enero del año 2025.
La campaña tal y como contempla la orden de caza de la Comunidad arranca en todos los cotos de caza de la región en este día en el que, tradicionalmente se levantaba el telón a la caza menor en toda España, aunque hace años que esto ya no sucede ya que cada comunidad mantienes sus propias ordenes de vedas y sus calendarios de caza específicos.
La campaña arranca un año más con la incertidumbre sobre cómo van a encontrar los galgueros a su antagónica rival. Las liebres, que tendrán que defender su vida de poder a poder ante los galgos, parece ser que no acaban de levantar cabeza y en las últimas jornadas llegan malas noticias para los aficionados, pues se habla de un repunte de la mixomatosis, sobre todo en acotados de Tierra de campos de Palencia, Zamora y Valladolid y al parecer se están encontrando liebres muertas o enfermas con esta infestación, que hace ya seis años pasó de los conejos a las liebres, sin que las rabonas hayan podido esquivar estos focos de la enfermedad que ha diezmado las poblaciones de liebres en toda España y en Portugal y que esta misma semana llegaban noticias de que la mixomatosis en liebres ha sido detectada ya en la zona de Renania del Norte- Westfalia, en Alemania,..
Como recuerdo para el galguero hay que señalar que la Ley de caza de la Comunidad estipula que, “en la caza de la liebre con galgo únicamente se podrán utilizar perros de dicha raza, en un número máximo de dos, debiendo permanecer sujetos todos los perros participantes hasta el inicio de una carrera y no pudiendo iniciarse una nueva hasta que todos los perros vuelvan a estar sujetos. Además, se prohíbe el uso de armas de fuego y la acción combinada de dos o más grupos de cazadores. También se prohíbe disparar sobre la liebre cuando vaya perseguida por galgos, así como sacarla posteriormente de sus perdederos o refugios para dispararla o volver a soltar los galgos en su persecución”, normas que por otro lado la mayoría de aficionados respetan pero que nunca está mal recordar.
Entretanto hay que destacar que el pasado 5 de octubre se celebró la junta directiva de la Federación de Galgos de Castilla y León, que desde el pasado mes de abril tienen nuevo presidente en la persona de David Jiménez y que se desarrolló en la localidad vallisoletana de Nava del Rey, donde se trataron distintos temas siendo el principal el de la distribución de los grupos para las fases previas del 87º campeonato de España de galgos en campo, Copa de su majestad El Rey que en esta edición se disputará en el mes de enero en Madrigal de las Altas Torres, Ávila, como ya adelantó este diario su día.
La federación regional de galgos participará en las fases previas clasificatorias con 130 clubes galgueros y le corresponden para opta al nacional cuatro grupos, los cuales se distribuyen en tres grupos de 32 clubes y uno de 34 siendo la fecha límite para clasificar a los cuatro galgos campeones de cada grupo, que disputarán una sola liebre por collera, y que serán los que representarán a Castilla y León en el nacional. En la reunión se aprobó el calendario de inicio de las competiciones regionales que será el próximo día 1 de noviembre, estando prevista los finales para el día 21 de diciembre en un campo de carreras aún por determinar.
🔴 La demoledora carta del Parlamento Europeo, subrayando que el trato a los perros de caza en España va en contra de los valores europeos.
Se envió a las 17 comunidades autónomas y al gobierno. Esta carta expresa la profunda preocupación que siente Europa por esta situación.
El Parlamento Europeo recuerda que en el resto de la Unión Europea la caza con perro está prohibida por ley a causa de la crueldad que conlleva.
El Parlamento pide que las Rehalas en Andalucia (y ahora también en Extremadura) dejen de ser Bien de Interés Cultural.
👉 Carta enviada por el Parlamento Europeo:
Bruselas, 11 de marzo de 2021
Carta abierta sobre el bienestar de los perros de caza en España
En nombre del Intergrupo del Parlamento Europeo sobre Bienestar y Conservación de los Animales, escribimos para expresar nuestra preocupación por el trato que se da en España a los perros de caza.
El artículo 13 del Tratado de Lisboa exige que los Estados miembros de la UE adapten sus legislaciones nacionales de manera que cumplan con la consideración a los animales como seres sintientes (sentient beings) y la misma sea tenida en cuenta en futuras iniciativas políticas.
Nos preocupa especialmente el lento avance en la introducción e implementación de leyes de bienestar animal en España con respecto a los galgos y otros perros de caza.
Si bien la conciencia sobre la necesidad de una protección eficaz del medio ambiente y el bienestar animal está aumentando en la sociedad española, el desarrollo de leyes y políticas de bienestar animal no ha seguido el ritmo de esta tendencia.
El trato a los galgos y a otros perros de caza en España es un ejemplo particularmente grave. La responsabilidad de legislar y hacer cumplir la ley en cuanto a protección animal recae en las 17 comunidades autónomas, lo que da lugar a un conjunto diverso de normativas de difícil aplicación.
Consecuencia directa de esta falta de integración es que España tiene la mayor incidencia de perros abandonados en la Unión Europea, con más de 180.000 perros rescatados solo en 2019 (datos de la Fundación Affinity en su estudio sobre perreras y centros de rescate españoles publicado en 2020). Sin embargo, las cifras oficiales están en marcado contraste con estos datos, contemplando tan solo ocho galgos abandonados en 2019.
Consideramos que el trato a los perros de caza en España está en contradicción con los valores europeos y no encontramos justificación alguna de la diferenciación en la protección que se otorga a los animales de compañía, frente a la que se da a galgos y otros perros de caza, considerados animales de trabajo. Distinción que sin lugar a equívocos está disminuyendo notablemente su nivel de protección, negándoles la condición de seres sintientes reconocidos en el Artículo 13 que, entre otras cosas, exige que se los mantenga en condiciones razonables de habitabilidad y libres de todo sufrimiento innecesario, incluido el abandono y maltrato por parte de sus dueños.
Cabe señalar en este contexto que, en el resto de la Unión Europea, la caza con perros en campo abierto, modalidad en la que no interviene el hombre, está prohibida por ley a causa de la crueldad que ella conlleva.
Esto contrasta con las leyes y prácticas que en España se impulsan activamente desde lo público, incluso hasta el punto de otorgar subvenciones a organizaciones involucradas en el fomento de la caza con galgos y otros perros.
Por tanto, recomendamos que se considere urgentemente la necesidad de una ley unificada de protección animal que abarque todo el territorio español. Se necesitan medidas legales renovadas en las áreas de cría, identificación y registro de perros, junto con la ejecución efectiva de multas ejemplares y penas privativas de libertad en casos extremos de crueldad animal, así como la creación de controles policiales sistemáticos con la provisión de los recursos adecuados.
Además, la legislación española actual permite que el 85,6% del territorio nacional sea terreno de caza, privilegiando al 1,6% de la población que tiene licencia de caza. Durante el confinamiento debido al COVID- 19, en 2020 los cazadores quedaron exentos de las restricciones que se aplican al resto de la población y actividades de ocio al aire libre. Su actividad, la caza, tuvo como consecuencia 52 accidentes mortales, mientras que cerca de 600 personas resultaron heridas.
Por lo anterior, solicitamos respetuosamente al gobierno español y a sus organismos competentes, que reconozcan y respeten el derecho de los españoles no cazadores, el 98,4% de la población, de disfrutar de la naturaleza e interactuar con el medio ambiente de manera pacífica, sin las restricciones impuestas por la caza y la desproporcionada asignación en exclusiva de tierras para fines cinegéticos. Asimismo, hacemos un llamamiento al refuerzo, apoyo y al debido reconocimiento a la labor de las agencias de protección del bienestar animal y su personal, Agentes Forestales, quienes se han declarado desprotegidos frente a los cazadores en numerosas ocasiones. Su número insuficiente se traduce en que los cazadores pueden realizar sus actividades en gran medida exentos de cualquier requisito legal destinado a prevenir la crueldad animal.
En el anexo enumeramos una serie de medidas concretas que consideramos de mucha importancia que sean incluidas en una ley unificada de protección animal y confiamos en que el gobierno español tomará debidamente en cuenta esta carta.
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