Aunque el Día 1 de Febrero se celebre el Día del Galgo, el motivo que impulsa este efeméride no tiene nada de festivo. Es el momento en el que se acerca el fin de la temporada general de caza y, por lo tanto, la mejor oportunidad para algunos de los cazadores de deshacerse de unos perros «que ya no les sirven» para el desarrollo de dicha actividad. Todo cazador sabe que el galgo es el canino más rápido que existe, con un olfato, instinto y reflejos inmejorables y, por ello, la compañía perfecta para dar caza y muerte a las presas de temporada.

Lo incomprensible es, no solo que sean abandonados cuando ya no les son rentables, sino el cruel ensañamiento con el que se hace. En vez de cuidarlos y criarlos, si acaso, hasta el año siguiente, muchos propietarios se los ‘quitan de encima’ de la peor manera. A los dos o tres años (como mucho), los galgueros optan por cambiarlos, aunque estén sanos y en perfectas condiciones para la vida. Por no hablar de los enfermos, «que han contraído distintas patologías tras haber vivido largo tiempo en el hacinamiento, a la intemperie y sin pasar por el veterinario«, tal y como explica el abogado de animales Eloi Sarrió.

Ana Francisco, una reportera enamorada de los galgos

Por ello, es habitual que, en el mes de febrero, las asociaciones se desborden rescatando galgos que vagan perdidos por la calle, que están atados a los árboles o que, en el peor de los casos, han sido enterrados o ahorcados sin piedad. Una deplorable costumbre que conoce muy bien la reportera de televisión Ana Francisco: «Cuando era pequeña, en mi pueblo, me encontré con varios galgos colgados. Y, por eso, siempre supe que una parte de mi vida estaría dedicada a ellos», ha dicho a Informativos Telecinco web como miembro regio de la asociación Puro Galgo.

Cuando era pequeña, en mi pueblo, me encontré con varios galgos ahorcados. Y, por eso, siempre supe que una parte de mi vida estaría dedicada a ellos.

Y tanto que ha sido así. En el año 2012, Ana adoptó a su primera galga, Cuba. Ésta era una perra que había sido utilizada para las carreras y que apareció perdida por las inmediaciones de la Universidad de Elche. Con mucho mimo y paciencia, Puro Galgo consiguió que la galga se acercara a ellos, pues su primera reacción era «ladrar y enseñar los dientes», algo muy significativo en una de las especies más mansas del mundo. En cuanto la vio en el refugio, la reportera de CQC se enamoró de ella: «Tenía unos 30 perdigonazos por todo el cuerpo y la enfermedad de las garrapatas. Ahora, después de casi 15 años, es una perra vieja y feliz», dice, orgullosa y contenta.

Y ése fue el inicio de su camino en favor de los galgos, que siempre han encontrado abiertas las puertas de su casa, ubicada en Asturias. Tras Cuba vinieron Selva y Robe y muchos otros que ha tenido en modo de acogida y por los que también sintió (y siente) un amor extremo. Tanto, que nunca le ha importado gastarse el dinero en adaptar su finca, con fuentes y puertas abatibles, para que sus galgos puedan vivir con la máxima libertad posible. Ha llegado a tener «hasta 10 galgos juntos» y, en este momento, está muy centrada en la rehabilitación psicológica de un galgo «que está completamente bloqueado», que «no huele ni olfatea» y al que intenta enseñar que «los humanos no son un peligro».

Por su actitud, se puede deducir que este perro tiene detrás una historia de maltrato, si bien fue cedido directamente por el galguero. Porque la mejor forma que Ana ha encontrado para ayudar a estos animales indefensos es acercarse a sus dueños, para informarles de que existen muchas alternativas al escarnio. «Si hay algún propietario que, por la razón que sea, no desea quedarse con sus galgos, siempre puede contactar conmigo o con la asociación para que vayamos a recogerlos. No hay por qué matarlos», recuerda en esta entrevista, reconociendo que en el gremio se ha topado con gente «muy sensata» que ha transmitido también esta información a sus compañeros. «En Puro Galgo, los perros encontrarán a personas maravillosas que lo darán todo por ellos».

Como experto en la materia, el abogado Eloi Sarrió recuerda lo que dice el Artículo 340 ter del Código Penal sobre el abandono indiscriminado de mascotas: Quien abandone a un animal vertebrado que se encuentre bajo su responsabilidad en condiciones en que pueda peligrar su vida o integridad será castigado con una pena de multa de uno a seis meses de cárcel o de trabajos en beneficio de la comunidad de treinta y uno a noventa días. Igualmente, añade que el Artículo 74 de la Ley 7/23 estipula que el abandono de animales en condiciones de riesgo es una infracción grave que se castiga con una multa de hasta 50.000 euros.

NOTICIA https://www.telecinco.es/noticias/mascotas/20250201/ana-francisco-reportera-vive-10-galgos-acogerlos-acaban-muertos_18_014639082.html?fbclid=IwZXh0bgNhZW0CMTAAAR3JYrwx1zF8vQMj843trKsmiaw1ez3i8HJ_EP3MqsM6CZV97bmTTXKCGMw_aem_kJyBPH0b1LT05p_5A0Bdrw